terça-feira, 30 de setembro de 2014

Vicente Risco 2

Sentado de lleno sobre el cemento recalentado del tendido número 3, solitario entre el pleno multicolor desentendido, de las caras bonitas de sus proximidades, enteramente absorbido en su "metier" asistía a la corrida Don Severo.
Don Severo es francés, revistero de toros de La Petite Gironde. Este flamenco de la Aquitania es un hombre sólido, macizo, moreno; tiene encasquetado el sombrero, lleva chaleco y no desabotona la americana oscura en aquella atmósfera de horno, donde tantos pretendidos meridionales se quedan en mangas de camisa.
En el sol, ocupado enteramente por la joven afición navarra, uniformada en blanco y rojo, como en un cuadro de los Zubiaurre, que ha corrido esta mañana delante de los toros, entre las vallas que acotan el camino del encierro, no parecen producir diversas emociones los incidentes de la lidia. Se aplaude o se abuchea más por hacer ruido que por premiar una suerte lucida o por condenar una mala faena, y entre tanto, aquella gente canta y danza sin descanso con inquietud rítmica y unánime. Es más que nada, una bella descarga de energía de los mejores ejemplares de una raza fuerte, sana y buena.
Don Severo, en cambio, concentra en la atención de sus ojos sabios de lances y técnicas aquilatadas, toda la fuerza de su cuerpo robusto.
Tiene un cuadernito menudamente cuadriculado en el que apunta a lápiz breves notas misteriosas, acaso en cifra extraña y difícil. Está serio y doctoral, como aquellos señores que, en cierta cervecería de la calle de Sevilla, de Madrid, constituian antaño la "parte sana de la afición".
Don Severo posee una de las cuatro o cinco ciencias enteramente cerradas, esotéricas, inaccesibles, que solo posee en el mundo una docena escasa de personas. Con la metafísica, la física teórica y la alta matemática, la Tauromaquia constituye uno de esos recintos reservados al ultraespecialismo, de expresión extrictamente técnica, sólo comprensible después de una larga iniciación de muchos años invertidos "tras el burladero", en demoradas discusiones en torno al redondel o en las mesas de cafés, bares y tabernas, en tertulias taurinas y en lecturas sostenidas al día de libros y comentarios periodísticos.

"Libro de las Horas", Vicente Risco

(Vicente Risco nasceu no dia 1 de Outubro de 1884. Morreu em 1963.)

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